Nací en un lugar donde perder y fallar era de costumbre, donde salir con un titulo entre manos era un extraño caso, no a todos le sonreía la suerte, pero si muchos eran acompañados por las malas rachas.No fui, como dice el dicho popular, el que nació como la calabaza, por su característica lleva en su parte trasera una flor, no fui el poseedor de una belleza impecable, ni de una inteligencia solemne, si de una madurez prematura, orgullasamente de una paciencia absoluta y de un perfil arrastrado.
La vergüenza fue mi tipo de vida, la rutina agotadora era el pan de cada día. Proveniente de una familia mediana, el ultimo gran semen fecundado, ni tan grande por mi estatura mínima, pero con un cerebro prestado que si tamaño tuviese fuera el mas grande de todos, al menos eso escuchaba. Alquimista del bien y del mal, catador de tragos agridulces, todo un náufrago, pacifista y radical a su vez.
Un día me pare frente al mar tome una botella y dentro de ella introduje un mensaje, escuche una vez que si arrojabas ese frasco con tal encomienda y llegaba hasta el océano mi sueño se convertiría real, de niño siempre fui supersticioso, por lo visto la botella tomo otro rumbo tal cual han sucedido las cosas o el trayecto ha sido bastante largo.
De adolescente las cosas eran muy diferentes, las cosas ya si tomaban su curso, de hay en adelante las decisiones tomadas eran de suma importancia, es la etapa mas importante para cualquiera de nosotros. Te defines como persona, desarrollas tu instinto, tus conceptos y tus propias decisiones sobre lo que piensas, lo mejor de todo; retener cada una de ellas.
Mi mayor regalo ha sido la vida y una no es lo suficiente. En ella e visto pasar gente buena, seres honestos, rostros felices, personas con deseo de vivir y ayudar de forma desinteresada a su semejante como especie humana, una vida, no me basta como para combatir con sus sombras y sus partes negativas, una vida, no me basta para recorrer este bulevar de sueños rotos. En un simple análisis para completar con todo lo quiero, quisiera mas de cien años y que mi cuerpo lo resista, y aunque exista esa probabilidad que en su razón tiene que ser muy mínima, aun así, una vida no fuese lo suficiente, sinceramente una vida no me basta.
Mark Rojas.-
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