domingo, 16 de enero de 2011

EL COLECCIONISTA


     De niño fui un gran coleccionista, nunca perdí ni una oportunidad para conservar a lo que más le tomaba valor, de pensar que si sembraba monedas tendría un sin números de árboles con grandes papeletas de bastante valor, pero a temprana edad tuve la mente bien abierta fruto de una madurez anticipada, peor el resultado, nos mudamos y un día quise volver, pero no pude encontrar ni las monedas, ni mucho menos en lugar donde las había dejado, hubiese preferido la teoría infantil.


Guardaba mis dientes y la recompensa era bien buena, aún tengo mis primeros juguetes auténticos y con el propio valor que le di en ese instante, reservo mi primer diario, conservo la misma sonrisa desde cuando tenía mis 12 años y aquel lunar que decoraba mi rostro. Coleccione unos cientos de amigos y mil amores platónicos, coleccione grandes dudas y coleccione sus inconclusas respuestas.


Por años e cargado con todo aquello, mi gran armazón de sueños, mi gran colección de sonrisas y mi secreto más solemne  y ese es un chiste perdurable, para obtener tu sonrisa; de niño llevo consigo más de un millón de ideas las cuales  en cada momento afloran y tienen más valor aun cuando más viejo estoy al momento de desempolvarlas.


Hoy hago un convenio y quedo en mutuo acuerdo con el tiempo, para ahorrar los segundos de vida, por lo pronto coleccionaré rosas, no quiero regalos para el sepelio, coleccione las caídas, también mis logros, los momentos buenos y hasta los más amargos. Con lo que nunca pude fue con la juventud, fue la gran constante, si podría conservarla o no, le temía a su recaída y a como la vida se las cobraba.


Por más valor que tengan las cosas guardadas no podré cargar con ellas, ni encontré las monedas, de adulto supe que los dientes debajo de la almohada era otro cuento infantil, que las dudas, los logros, los buenos y malos momentos no se los llevaba la muerte, que ningún objeto ahorrado lo llevaría conmigo, entonces de nada valió la colección, bueno, si los tuvo, aquí comparto y repaso mis días con ansíanos iguales que yo que ni por un momento se molestaron en conservar un chiste, de guardar una sonrisa, de compartir sus momentos más gloriosos, ni sus tropiezos inmaduros; entonces le doy su gran valor a lo que por años guardé y esta fue la más importante de todas, la de  coleccionar el conocimiento, la de recopilar lo aprendido, esta fue mi gran obra.


Soy un  gran colector.-




                              

1 comentario:

  1. Mis felicitaciones por tan interesante blog y por los escritos que son interesantes y guay.Solo mentes preclaras pueden escribir asi.


    Miguel Escoto.

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