Cuando niño este barrio era como un enorme continente que cada esquina era un refugio del mismo, cada día se experimentaba una nueva aventura y cada segundo se confundía entre lo infinito y lo perdurable; pero a sabiendas de que no todo iba hacer siempre de ese mismo color.
Las responsabilidades eran mínimas, en cambio ni existían, vivir de tal modo era bastante cómodo; nos despertaban a tiempo, nos vestían, nos lustraban los zapatos y hasta nos llevaban al cole. Los fines de semana eran aun mejor, sin clases que hacer y hasta podíamos ver la tele hasta las diez wow!!!.
Como no extrañar esas buenas épocas que nunca mas volveremos a vivir (me atrevería decir que lo mejor de la vida, se disfruta en ese momento), y por fin llega este momento, te enamoras, apenitas sientes algo, te ocurre pero ni la mínima idea tienes de lo que te pasa, tus mejillas se sonrojan y tu comportamiento frente a ese ser es diferente, dejas tus canicas y tus carritos para demostrarle que tu también sabes jugar: za za za mariquita ya se va... Por dios!
Nuevamente se aproxima algo nuevo en tu vida, y tu vergüenza toma lugar, ya tienes vello pubico y te crees machito, es muy normal y los días de niñez están a punto de culminar, esta es la edad donde te adoptan el apodo que llevaras por el resto de tus días muchos de ellos un tanto vergonzosos pero uno y cada uno de ellos mayormente por tus complejidades físicas, como: el ñato, el cojo o peor este el vico.
Te hartas de que los adultos te resalten una y cuantas veces mas de que "la juventud de hoy día no sirve", hablan tan mal de ella como si nunca lo hubiesen sido, tal ves quedaron lo suficientemente fustrado, para no recordar las suyas... Si como no, te llenas de valor y le recuerdas sus eras de hipies que eran aun peor. Con la complejidad de los días te acostumbras a esta nueva etapa, playas, relaciones y miles de cosas.
en realidad esta etapa no es tan fácil, estas libre al verdrio, tienes la opción de independizarte de tus padres, osea, ya no te compran ropas, tu pagas la uní, si llegas tarde al trabajo es tu culpa, has tu, tu propio desayuno, aportas en la casa... pero sin encasillar las buenas cosas que por la mencionada etapa nos ocurren.
bueno, no me imagino una siguiente, ni siquiera se como vería de viejo, pelo canoso si es que lo conservo (que lo dudo), como un mono haciéndole morisquetas a los nietos, en mi retiro permanente, zaaa... como sea, mas de hay no pudiese decir aun vivo esta etapa y cuando este mas viejito argumento o extiendo este propio texto.
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